Esta es una pregunta que muchos nos hacemos, especialmente cuando queremos incorporar algo positivo a nuestra vida, como hacer deporte. ¿Por qué hay personas que parecen adoptar hábitos con facilidad mientras otras luchan por mantener la constancia?
Si sigues mis artículos, sabes que siempre estamos buscando estrategias para ayudarte a mejorar tu estilo de vida. Hoy hablaremos sobre uno de los mitos más comunes: “necesitas 21 días para formar un hábito”.
¿Es cierto que basta con 21 días?
Según James Clear, autor del bestseller Hábitos Atómicos, esto no es del todo cierto. No se trata de cumplir un número exacto de días, sino de la frecuencia con la que repites una acción.
La clave está en hacer muchas repeticiones, no solo cumplir un plazo. Cuantas más veces practiques, más rápido integrarás el hábito en tu vida. De hecho, todos tus hábitos actuales se han formado así: los has repetido cientos o incluso miles de veces hasta que se volvieron automáticos.
James Clear ilustra este concepto con una interesante historia sobre una clase de fotografía. El profesor dividió a los estudiantes en dos grupos:
Un grupo debía tomar cientos de fotos a lo largo del curso. Su calificación dependería de la cantidad y calidad de las fotos que entregaran.
El otro grupo debía entregar solo una foto perfecta al final del curso. Su calificación se basaría únicamente en la calidad de esa foto.
¿El resultado? El grupo que tomó muchas fotos mejoró notablemente, ya que practicaron continuamente y aprendieron de sus errores con cada repetición. Por otro lado, el grupo que se centró en crear una sola foto perfecta pasó más tiempo pensando que haciendo, y al final sus resultados no fueron tan buenos.
¿Qué significa esto para tus hábitos?
La lección es clara: la práctica constante es la clave para desarrollar y mejorar cualquier hábito. Si esperas al “momento perfecto” para empezar o te preocupas demasiado por hacerlo bien desde el principio, nunca avanzarás.
Por eso, mi consejo es simple: empieza ya, aunque no lo hagas perfecto al principio. Repite una y otra vez, y poco a poco irás mejorando.
Los buenos hábitos son como el interés compuesto: lo que hoy parecen pequeños cambios, con el tiempo se acumulan y generan resultados enormes y duraderos.
¿Estás listo para dar el primer paso? Empieza, repite y, sobre todo, disfruta del proceso.
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